El interés por la Historia del Arte estuvo siempre presente en la vida de Tejón, como materia de estudio pero también como fuente de producción. En el contexto local esta Historia es hasta el día de hoy relatada desde una mirada occidental, fuertemente eurocéntrica, lo que influye decisivamente a la hora de trazar las referencias posibles en la poética del artista. En este marco resulta interesante pensar la reapropiación de obras que significaron hitos dentro del arte argentino en una plácida convivencia con apropiaciones o citas de obras europeas.

Así, podemos ver cómo la reinterpretación de una obra o de un tema que busca una identidad nacional, o local, como en la serie de retratos dedicados a Fernando Fader, intenta superar la cita. Tejón busca comprender la tradición de la pintura, sin dejar de preguntarse por su vigencia o “muerte”, y se propone renovar su lenguaje e iconografía desde la trinchera del dibujo.

El western, tan presente desde la infancia del artista, entabla diálogos con el tema nacional de la gauchesca. Grandes personajes populares como Gilles, más conocido como Pierrot, o Juan Moreira comparten un mismo terreno de suspensión psicológica, en el que aflora un nuevo folclore ecléctico que no se priva del humor y la ironía. ¿A dónde va el arte argentino? apunta el artista en uno de los dibujos. De dónde viene es una pregunta cuya respuesta se disuelve en las obras, en las referencias con las que el artista se siente libre de explorar y jugar.
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